Publicado en el periódico EL CARIBE en 09-10-08
El pasado 5 de Octubre, en un periódico de circulación nacional, fue publicado un mensaje de Danilo Arzeno dirigido a Juan Luis Guerra contentivo de una inusual pero importantísima solicitud.
La petición que el señor Arzeno hizo al artista fue la siguiente: “Los animales maltratados y golpeados de manera abusiva y despiadada (como los perros y los caballos que arrastran pesadas carretas) no pueden hablar, no se pueden quejar. Por favor, ¡Habla con música por ellos!”.
Aunque deficiente, en nuestro país existe una ley vigente contra el maltrato animal No. 1268 de 1946. No obstante, la indiferencia de las autoridades ha contribuido a una falta de sensibilidad ante el dolor ajeno y con ello ha dado lugar a que el abuso de seres más indefensos que casi todos los humanos se haya convertido en práctica odiosa.
La gente parece estar tan acostumbrada a desgarradoras escenas de dolor animal, que pocos reaccionan cuando ven caballos heridos y obligados a transportar cargas pesadas con sed, hambre y recibiendo una sinfonía de golpes. Tampoco parece sorprender ver tantos animales amarrados casi asfixiándose bajo el sol o la cantidad inusitada de cadáveres de perros y gatos en calles del país como consecuencia de acciones despiadadas.
El tema ni por demagogia es tratado en discursos gubernamentales y, las pocas autoridades que han mostrado algo de interés, como el Ayuntamiento del Distrito Nacional cuando comenzó el año pasado a recoger algunos caballos, olvidan rápidamente sus presuntas buenas intenciones.
A los legisladores tampoco parece importarles. Desde hace tiempo, instituciones como el Patronato de los Animales (PADELA) y la Sociedad Dominicana para la Prevención de la Crueldad a los Animales (SODOPRECA) han invertido esfuerzo y dinero en la redacción y difusión de un moderno y muy completo Anteproyecto de Ley Contra el Maltrato Animal que ha sido, simplemente, ignorado.
La petición que el señor Arzeno hizo al artista fue la siguiente: “Los animales maltratados y golpeados de manera abusiva y despiadada (como los perros y los caballos que arrastran pesadas carretas) no pueden hablar, no se pueden quejar. Por favor, ¡Habla con música por ellos!”.
Aunque deficiente, en nuestro país existe una ley vigente contra el maltrato animal No. 1268 de 1946. No obstante, la indiferencia de las autoridades ha contribuido a una falta de sensibilidad ante el dolor ajeno y con ello ha dado lugar a que el abuso de seres más indefensos que casi todos los humanos se haya convertido en práctica odiosa.
La gente parece estar tan acostumbrada a desgarradoras escenas de dolor animal, que pocos reaccionan cuando ven caballos heridos y obligados a transportar cargas pesadas con sed, hambre y recibiendo una sinfonía de golpes. Tampoco parece sorprender ver tantos animales amarrados casi asfixiándose bajo el sol o la cantidad inusitada de cadáveres de perros y gatos en calles del país como consecuencia de acciones despiadadas.
El tema ni por demagogia es tratado en discursos gubernamentales y, las pocas autoridades que han mostrado algo de interés, como el Ayuntamiento del Distrito Nacional cuando comenzó el año pasado a recoger algunos caballos, olvidan rápidamente sus presuntas buenas intenciones.
A los legisladores tampoco parece importarles. Desde hace tiempo, instituciones como el Patronato de los Animales (PADELA) y la Sociedad Dominicana para la Prevención de la Crueldad a los Animales (SODOPRECA) han invertido esfuerzo y dinero en la redacción y difusión de un moderno y muy completo Anteproyecto de Ley Contra el Maltrato Animal que ha sido, simplemente, ignorado.
De todas maneras, es imprescindible insistir. Ojala Juan Luis Guerra responda a lo requerido por Daniel Arzeno en beneficio de una sociedad en la que ciertas actitudes no sólo avergüenzan sino que revelan una profunda ignorancia. Ojala nuestro Presidente dicte un decreto que prohíba la venta de productos en carretas arrastradas por caballos en las ciudades. Ojala nuestros congresistas aprueben una ley que reconozca el principio básico de que todos los seres vivos tienen derecho a la vida y, en tal sentido, consagre el respeto a la vida en todas sus formas y el rechazo y castigo a las conductas violentas, de explotación y asesinato innecesario, y los tratamientos crueles y degradantes hacia los animales.
Ante constantes promesas gubernamentales de progreso, lograr lo requerido sería una señal de coherencia por lo que significaría en términos de desarrollo, modernismo y humanidad, ineludibles en pleno siglo XXI.
1 comment:
Muy bueno el escrito. Una de las mayores contribuciones que podemos hacer para la proteccion animal, asi como tambien para la proteccion del medio ambiente es, ser vegetariano.
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