SOBRE EL ABORTO
De acuerdo a la última encuesta Gallup, la mayoría de los dominicanos considera que el aborto es una práctica inmoral pero lo aceptaría si es necesario para salvar la vida de la madre.
Según los datos que ofreció Gallup ayer, el 58.7% de las mujeres dominicanas piensa que el aborto es una práctica inmoral y la misma posición defiende el 54.7% de los hombres en nuestro país.
De hecho, incluso en situaciones difíciles que plantean numerosos cuestionamientos jurídicos, religiosos, sociales y morales, como la posibilidad de terminar un embarazo que ha sido consecuencia de una violación sexual, la mayoría de nuestros ciudadanos sataniza de todas maneras el aborto, toda vez que el 68% de los dominicanos entiende que las violaciones no constituyen justificación suficiente para permitirlo.
Partiendo de estas cifras, resulta lógico concluir que no están nuestros legisladores del todo desconectados del sentir del pueblo cuando, en una reforma constitucional, pretenden incluir una expresa prohibición al aborto. Sin embargo, si bien es justo reconocer que en principio la posición que ha imperado en el Congreso responde a los deseos de la mayoría, no es menos cierto que no tomar en consideración una importantísima excepción a la regla atenta contra lo que piensa el 80% de los dominicanos: permitir el aborto cuando la vida de la madre se encuentra en peligro.
Hay diversas razones por las cuales un embarazo puede poner en riesgo la vida de la madre. Un ejemplo usual es cuando se produce un embarazo ectópico. De acuerdo a los expertos, esta complicación ocurre cuando el óvulo fertilizado se implanta y comienza a desarrollarse fuera del útero, como en la trompa de Falopio, en el ovario, en la cavidad pélvica o en el canal cervical. Por motivos no demasiados claros, estos embarazos cada vez resultan más frecuentes y de acuerdo al Journal of Ayub Medical College, el embarazo ectópico es la principal causa mundial de muerte materna en el primer trimestre de embarazo. El embarazo ectópico no tiene probabilidades de éxito y puede provocar en la mujer hemorragias, shock hipovolémico, entre otras cosas. Por ende, constituye un indiscutible riesgo a su vida por lo que la interrupción es inminente.
Si nuestros legisladores no toman en cuenta situaciones como la descrita para establecer una excepción clara a la prohibición del aborto, están condenando a muerte a todas las mujeres que experimenten embarazos con esta u otra complicación que arriesgue su vida. Esto así, porque los ginecólogos a los que les lleguen casos urgentes de este tipo, probablemente no se atrevan a hacer lo que la ciencia indica que deben hacer por temor a caer presos debido al fanatismo de unos insensatos y a la insensatez de unos fanáticos.
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